domingo, 1 de enero de 2012

MOTO AL PODER


MUCHOS SE SORPRENDIERON, PERO A POCOS LES IMPORTÓ
Cuando a fines de junio la presidente Cristina de Kirchner designó a Amado Boudou para acompañarla en la formula presidencial para los próximos comicios, muchos se preocuparon en ese momento, sobre esa sorpresiva decisión de la presidente. Se aducía que ella privilegió sobre cualquier otra consideración, su alineamiento con la política presidencial y su lealtad hacia su persona y al proyecto iniciado en 2003.
Justificó su elección expresando, “Yo necesito al lado mío a alguien que no le tenga miedo a las corporaciones, a los preconceptos, a las cosas establecidas porque ha cambiado el mundo y va a seguir cambiando muy fuerte aún”.
La presidente no consideró los antecedentes, la experiencia y otras consideraciones más importantes que la lealtad, como por ejemplo la idoneidad para el cargo, como sabiamente lo establece la Carta Magna y sus condiciones profesionales entre otros aspectos casi determinantes.
Algunos sostienen que también hay consideraciones de otro tipo y naturaleza.
Simplemente, utilizó la ya famosa “dedocracia” de los Kirchner para seleccionar como vicepresidente a alguien que le respondiera incondicionalmente a sus designios y caprichos.
Y es así que, a partir del 4 de enero, a menos de un mes de la reasunción de la primera magistratura de la presidente Cristina de Kirchner, el “alegre roquero y motoquero de la guitarra y de la campera”, pasa a ser el presidente de todos los argentinos.
Obviamente sin ningún tipo de libertad de acción, controlado muy de cerca por Máximo, el hijo de la “Reina”, en su función de comisario político y los colaboradores de su círculo más cercano. La sola aceptación de estas limitaciones lo descalifica como líder político.
Boudou ha demostrado en lo que lleva en el cargo de Ministro de Economía, que su formación profesional presenta enormes lagunas y algunas definiciones que ha expresado, podrían competir con los mayores disparates políticos del año.
Es muy probable que este “alegre y simpático muchacho”, que probablemente sea mejor en su desempeño como guitarrista en el rock nacional que en economía, mezcle las enseñanzas recibidas en el CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina) con las imprecisas, fantasiosas e indefinidas postulaciones del modelo económico kirchnerista.
Esta increíble confusión mental es lo que coadyuva con el éxodo de capitales y empresas del país y la cada vez más rápida declinación económica del país, a la vez que demuestra sus habilidades de trepador acomodaticio por sus flojas convicciones personales. Este punto lo destacó la misma Cristina al expresar que “lo he valorado porque lo importante no es haber pensado siempre y haber tenido la misma orientación toda la vida, lo importante es saber cambiar cuando el mundo cambia y saber interpretar".
Boudou participó en el vergonzoso proyecto de estatización de los fondos previsionales que significó lisa y llanamente el despojo de los fondos de jubilaciones y pensiones de la ciudadanía que había optado por ese sistema y el fin de la AFJP (Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones).
La situación originada por la cruel enfermedad de Cristina pone a la oposición de este perverso gobierno, ante una extraña paradoja: “que la operación de la presidente sea exitosa” (no puede ni debe ser de otra manera) porque si así no fuera, el país quedaría en manos del “alegre motoquero de la campera”.
Significaría pasar una situación mala a una peor. Saltar de la sartén al fuego.
Esta situación casi ridícula e insólita, no es más que el resultado porque los argentinos no han pensado ni analizado adecuadamente, al decidir y emitir el voto en los recientes comicios.
De pasarle algo a la presidente, Dios no lo permita, Boudou será el presidente constitucional de los argentinos por cuatro largos años, avalado con la legitimidad del 54 % de los votos y el artículo 88 de la Constitución Nacional.

01-Ene-12 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl.com.ar

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